domingo, 2 de noviembre de 2008

A LA UNA SALTABA LA MULA


Admitía varias denominaciones y variantes, así como letrillas distintas ("pídola", "burro", "toribio", etc.). Uno de los jugadores se convertía en "burro", el cual se colocaba agachado en campo abierto con las rodillas firmes y sujetas con las manos, pues si se caía durante el ejercicio continuaba de "burro",. Los compañeros saltaban sobre él apoyando sus manos en las espaldas del "burro", y con las piernas bien abiertas, pues si rozaban al agachado, se convertían en burros. AI tiempo de saltar se decía un versito y se castigaba al "burro" de diversas maneras. Las letrillas más conocidas eran éstas:


"A la una nací yo
a las dos me bautizaron,
y a las tres ya tuve novia,
a las cuatro me casaron,
a las cinco ya fui quinto,
y a la seis fui coronel
a las siete fui a la guerra
a las ocho me mataron
a las nueve me enterraron
a las diez resucité,·...
"A la una saltaba la mula
a las dos tiró la coz (golpe)
a las tres los tres pasitos de San Andrés
a las cuatro el peor salto,
a las cinco el mejor brinco,
a las seis el almirez,
a las siete, cachete (golpe),
a las ocho pan y bizcocho,
a las nueve amanece,
a las diez anochece,
a las once, parir quiere pero no puede,
a las doce parida es; toma este niño y arrúllamele".


A veces quien saltaba sobre el "burro" se quedaba de "burro" un poco más adelante y, así, sucesivamente todos los miembros de la pandilla. Cuando saltaba el último, el primero se incorporaba y seguía la ronda. Era una manera de volver a casa cuando salíamos de la escuela y el tráfico no aumentaba los temores muchachiles.

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