martes, 4 de noviembre de 2008

EL PAÑUELO

¿Quién no ha jugado alguna vez al juego del pañuelo? Es un clásico entre los clásicos de los juegos de exterior y de interior, siempre y cuando se trate de un espacio grande. Se necesita un número elevado de jugadores para hacer que sea más entretenido.

El grupo se divide en dos equipos. El profesor o monitor será el encargado de arbitrar el juego. Se sitúa en un punto y marca una cruz en el suelo. Desde ahí camina quince pasos grandes: aquí será donde se situará el equipo A. Luego vuelve a la cruz y camina quince pasos en la dirección opuesta: allí será donde se situará el equipo B.

Imaginemos que en cada equipo hay ocho jugadores. Entre ellos se tienen que distribuir los números del uno al ocho. Cada participante tendrá un único número. Esta operación la hacen los jugadores de ambos grupos. Se colocan uno al lado del otro y, para engañar, es mejor que no estén situados en orden del uno al ocho.
El “árbitro” tiene un pañuelo en la mano. Y grita un número del uno al ocho. Por ejemplo, grita: “¡El tres!”. Los dos jugadores que tienen el número tres en uno y otro equipo tienen que ir corriendo a coger el pañuelo. Cuando llegan al medio, no pueden sobrepasar la línea imaginaria que se dibuja donde está el árbitro hasta que uno de los dos agarre el pañuelo.

Se pueden hacer amagos para engañar al oponente. Cuando uno de los dos lo coge, tiene que salir corriendo hacia donde están los jugadores de su equipo para salvarse. El objetivo del otro es cogerle antes de que llegue a casa. Si el corredor del pañuelo entra en su terreno, gana un punto. Si el otro lo atrapa, el punto es para el equipo perseguidor.El jugador que pierde queda eliminado y otro jugador de su equipo pasa a quedarse con su número. El juego acaba cuando se eliminan todos los participantes excepto uno.

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